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Hace algunos años, mis días vacilaban de momentos alegres, de momentos eufóricos, a días que se sentían vacíos, a días tristes. Grandes eventos me daban el empuje por días o meses pero una vez que pasaban, regresaba a la desolación y a la sensación constante de buscar algo, afuera. Así, llegué a una época en que me sentía en un lugar donde no había ganas, no había visión, no había paz ni había sentido de pertenencia, no había sentido de mi existencia. 

A todas nos pasan experiencias distintas, pero también tenemos puntos en común. A mi siempre me había enganchado una cosa: la pareja. La pareja se volvía el detonante para un viaje hacia mi interior, que negué durante mucho tiempo.

Ese viaje empezó en un punto muy doloroso, en donde si hubiera tenido un genio de los deseos, le hubiera pedido que borrara mi existencia del planeta. Pero ese mismo punto, fue el momento de iniciar el camino hacia mí, en soledad, en reconocimiento de quien soy. Y es que el dolor tiene ese gran potencial, nos permite ver de frente aquello a lo que más le tememos, y nos da un momento de recapitulación y de revaloración de la vida, de la muerte, del amor, de la naturaleza, del tiempo, del universo.

Somos seres que están constantemente en descubrimiento, somos expresiones de la Tierra misma, con la oportunidad de sentir, de pensar, de decidir.

Ese momento tan doloroso para mí, me llevó a vivir experiencias sencillas pero inimaginables, que me ayudaron a dejar de temer, a aprender a respirar, a observar, a escuchar, a agradecer y a sentirme parte algo más grande. 

Me gustaría compartir con más seres humanos esa jornada, ayudarlos a saber que hay una forma de ver la vida desde otro ángulo, de vivirla de otra forma, donde se construye a partir del amor y del gozo. Ya es momento de salirnos del camino del dolor, de la frustración, del castigo, y comenzar el camino del amor, de la compasión, del acompañamiento, el camino hacia cada uno de nosotros.

Perfil profesional

Soy Licenciada en psicología, amo mi carrera desde el día uno, me parece la carrera más maravillosa que existe, tiene tantos vértices, tantos campos de aplicación. La combino con otra de mis pasiones, ya que también soy Maestra en Desarrollo y Planeación de la Educación, y me encanta dedicarme a crear entornos para generar experiencias de aprendizaje, de reflexión, de autoconocimiento. Me he dedicado al diseño instruccional de cursos de temas de muchas áreas, he sido maestra, he sido facilitadora, he dado acompañamiento terapéutico, he dado charlas sobre diversos temas de salud mental, he escrito algunos artículos sobre experiencias en instituciones educativas… y lo he disfrutado muchísimo. El conocimiento para mi es uno de los valores más preciados que esta experiencia humana nos permite tener. Eso me ha llevado a querer informarme y formarme, por lo que he tomado cursos y diplomados que son una mezcla de temas educativos y psicológicos.Tengo un diplomado en Diseño instruccional, otro en Terapia Cognitivo Conductual y otro en Tanatología.

También tengo una especialización en Desarrollo de la Inteligencia emocional, porque las emociones son algo maravilloso que nos fue otorgado por la naturaleza, las emociones son la puerta de entrada a la conciencia, y han sido tan omitidas, que siento la necesidad de hacerlas visibles, de invitar a la gente a que las viva, que no las reprima, que las utilice a su favor.

Así que esto que la vida me ha permitido ir construyendo, quiero compartirlo porque sé que en algún momento, se darán conexiones que, ayuden a alguien a, también, hacer el descubrimiento más fenomenal de la vida: encontrarse consigo misma.